miércoles, 2 de febrero de 2011

Casa Azul, entrada 100 del blog


Te habías vuelto una eminencia en asuntos de relámpagos
Mario Santiago Papasquiaro


Para Ángel Carlos y Oralía, pero más a Ángel por la vida






Curiosamente ésta es la entrada número 100 del blog.


He dejado casa azul con todo y los fantasmas, con todas las versiones con todo lo que fui. Buscaré otra casa, en otra ciudad quizá otro país, dejar la Primavera Eterna sin sonar o rayar en lo cursi es abandonarme y no me desagrada porque después de un abandono siempre se encuentra nueva casa. Por el momento la casa paterna, las habitaciones de la infancia son un refugio de paso mientras elegimos la nueva casa que espero también sea azul. No quiero escribir lo que dejo o lo que pierdo en mi estancia en la ciudad, prefiero cerrar toda intención, toda lista de cosas y afectos. La última noche en casa azul fue memorable no imagine que tendría huésped en la casa; dos personas que la causalidad llamada poesía puso en un verano de mi pasado, se reunieron esa noche y acompañaron mi madrugada en esa casa vacía de muebles pero tan llena de nostalgias. Y sí, la poesía de Ángel siempre me cimbra, me duele de una forma tan insoportable que me gusta y vuelvo a sus textos una y otra vez, vuelvo a él como vuelvo siempre a su humor negro y sarcástico, humor que sólo tiene a decir de él en pocas ocasiones. Oralía otra de las testigos con su acidez usual arrancó carcajadas en la sobriedad de nuestra convivencia. Y sí éramos tres personas que en ese instante decidimos reír y celebrar el gusto de encontrarnos como dice Ángel en el estrecho camino. Siempre he dicho que es necesario irse pero también volver, no sé si tarde mucho en volver, o los años alejen de mi memoria esta ciudad, lo que sí sé es que la ciudad volvió a ser mía por un instante, y que permanezca así lo que tenga que durar. Salú a todos los testigos, salú por el azul de mi casa, salú por la poesía.