jueves, 7 de noviembre de 2013

Había un tren en cada memoria

Aquí les dejo una reseña chula que hizo Carlos Ortiz de Cartografía del tren 



Había un tren en cada memoria*
Carlos F. Ortiz 




El libro de Yelitza Ruiz se encuentra compuesta en tres partes: Antigua estación, Cartografía del tren y Trenes para habitar la ciudad. Cartografía del tren inicia con una afirmación donde la poeta declara que Las estaciones están en peligro, // poco a poco se van extinguiendo…   surge ahí un sentido romántico y evocativo, que se irá desenvolviendo a lo largo del poema. El tren es el objeto, lo que se invoca, la sobre significación de la palabra, no sólo el signo sino la, presencia que va más allá del concepto, es el sentido imaginativo de lo que significa: Cuando el tren llega// nuestros píes se mecen//, se presiente el abandono ciudadano en los primeros vagones.  La ausencia del tren se vuelve palabra y más aún que eso, se vuelve ausencia total.

En Antigua estación, sentencia al final Yelitza “los recuerdos sólo viajan en tren”, aseveración que nos regresa de manera inmediata a la presencia del ferrocarril, a las estaciones, y para lo que no conocimos de menare tangible el tren o las estaciones nos evoca un sueño, una idea irreal de algo que sólo existe en la poética de Yelitza. Los poemas van pasando enumerados, como pequeños instantes fragmentados, que se van unificando hasta crear un poema donde el tren es presencia y abandono, es la muerte de la memoria y la llegada de la modernidad.

En el segundo libro Cartografía del tren, se van entrelazando las imágenes, los instantes, los recuerdos para contar una historia íntima, que llegan al lector de manera de pequeños destellos, lo que se va disipando apenas de que lo vamos contemplando, no los objetos sino que lo ha quedado de ellos, su no presencia, apenas su resonancia, que nos hace estremecer: “Todos cantan una canción desconocida: //suena al eco de un tren, // al vacío de una estación.”

Aquí las palabras tiemblan, se sacuden y van significando dentro del poema el acto del instante mismo. Cartografía del tren es un viaje personal, un recorrido por el recuerdo, una conversación poética con ese mapa dibujado por la palabra: “”El idioma de la incertidumbre// es el que hablo,// despliego un mapa con sigilo// con la sospecha de encontrar// tu cuerpo en alguna coordenada.”
Allí está el tren como presencia del ser, el tren como objeto, como palabra, como significante del otro, del yo, el mapa que se despliega en las vías de los recuerdos, de la memoria, de la esencia: “Surge imaginaria por los rieles// ante la multitud sudorosa.”

Yelitza va trazando en el poema el recorrido del desamor, del desencuentro, de la  rabia y olvido, en cada fragmento nos ofrece una continuidad de una historia que se va desmoronando como se van perdiendo a lo lejos las vías del tren: “No hace falta morir para saber// que el ayer viaje en ferrocarril.// Que tú te has largado…”

En el último poema Trenes para habitar la ciudad Yelitza sintetiza y unifica los dos poemas anteriores, aquí hay una continuidad discursiva, un embalaje poético: “Los ciudadanos han extraviado los mapas, // a ciegas ubican la ciudad, // los entume el dolor del exilio;// han olvidado cómo escuchar con el cuerpo.”

El recorrido del libro posee una visión en tres planos que se tocan en un punto: lo evocativo, el regreso a un pasado no tan lejano, el recuerdo como constancia del presente. De pronto Cartografía del tren es un libro de recuerdos, de notas que se van escribiendo con poesía, un no olvido de algo que se ha ido perdiendo y borrando de nuestra realidad, que se va desdibujando de nuestro entorno. Yelitza despliega una serie de alegorías que van reconstruyendo su universo íntimo, va sugiriendo un entorno que se va difuminando, pero que al final da cuenta de que existe la esperanza, el regreso a lo perdido: “Aquí tenemos trenes para habitar la ciudad,// pesadumbre que se mueve// sobre los rieles venturosa.”


Yelitza sabe y conoce que al final es el lenguaje la única ruta o vehículo para llegar a un destino, y que los retornos son más escasos, que lo que queda al final es continuar por la vía y no detener la marcha, ni dejarse seducir pos esos andenes cómodos que nos cautivan y nos embalan. Lo más importante al final es hacer del poema una obra, un todo que se distingue de la experiencia vivida que presente una armonía un conjunto  articulado. La finalidad de la poesía es el de crear el mundo permanentemente sin olvidarse de la realidad y de que la realidad es infinita. Bachelard escribió que el poema debe de dar una visión del universo, que unos pocos versos son capaces de contener todo un mundo y toda una concepción del mundo. Cartografía del tren es el mundo de Yelitza, es la traducción de sus recuerdos, de su ciudad natal Iguala: “Como toda la gente de esta ciudad,// diviso un panorama de caos// bajo un calor de treinta y cinco grados,// fumarola de polvo,// ciudadano bullicioso.”






*Texto leído en la presentación del libro Cartografía del tren de Yelitza Ruiz, en la Primera Feria Internacional del Libro de Acapulco.